miércoles, 8 de abril de 2020

NATACHA de Luisa Carnés

Volvemos a hablar de Luisa Carnés en este blog, como así lo hicimos hace un tiempo, para referirnos a su novela Tea-Rooms y también en referencia a sus Trece cuentos. Ahora  nos aproximamos a su novela Natacha, la primera obra que escribió, aunque fue la segunda en ser publicada,en 1930. (Previamente había publicado Peregrinos de Calvario). Como ocurre con Tea-Room, la trama de Natacha está basada en su propia vivencia, en su experiencia como niña obrera durante más de una década, entre 1916 y 1927, en un taller doméstico de confección de sombreros.

Natacha es una joven, hija de Berto y de Natalia Valles, que se ve obligada a trabajar en una fábrica de sombreros debido a su lamentable situación familiar: el jornal de su padre, alcohólico y maltratador, no llega para mantener a toda la familia. Así lo narra la propia Natalia Valle, al comienzo de la novela:

"Somos muy pobres y tendrás que aprender a ganarlo, como las hijas del carpintero de enfrente y como tantas otras. No vayas a creer que yo no sufro, hija. Yo pensaba que estudiases algo (...) y fue aprendiza de sombrerera. Su madre le compró un delantal de dril, unas tijeras y un estuche de agujas". (Atención a la forma femenina para la palabra "aprendiz", ya en los años treinta se usaba el femenino acabado en "iza", no es una deformación lingüística actual, como algunos afirman.)

Natacha tiene una personalidad fría y distante, es incapaz de transmitirle cariño a su madre, que llora y sufre por lo que le ha tocado vivir: una hija insensible con la que no tiene comuniación y un marido que se bebe todo el dinero que llega a casa y que la golpea de vez en cuando. La vida es anodina y monótona, llena de amargura; Natacha se pasa  todo el día en la fábrica, con unas oficialas insistentes y pesadas que controlan cada uno de sus movimientos, y cuando llega a casa, con pasos lentos, saluda a su vecino el relojero y sube a su piso para cenar y acostarse, esto un día tras otro.

Es en ese entorno en el que aparece Gabriel Vergara, un estudiante de Bellas Artes que se traslada a Madrid para seguir sus estudios, y se instala en la casa de la familia Valle. Natacha quiere salir de su rutina, quiere escapar de esa vida impuesta y monótona, y después de que Gabriel se vuelva al pueblo para casarse con Lena, encuentra una única vía de escape en el señor César, el dueño de la fábrica.

Se trata de una novela realista y crítica con las condiciones laborales en las que se trabaja en los años veinte en España, momento en el que muchos niños y adolescentes se veían obligados a trabajar también para llevar el jornal a su casa. Además, Luisa Carnés hace una crítica a la moral de la época, a las convenciones y lo que implicaba ser una "mujer honrada"; Natacha sufre el desprecio de los que la rodean y de ella misma después de amancebarse con un hombre de mayor edad para conseguir un ascenso social. Nada le importa a Natacha hasta que descubre el verdadero amor, y entonces reniega de este tipo de vida, y quiere cambiar, pero ya no será fácil partir de cero.

Como declara en su propia novela, el nombre de la protagonista tiene una clara influencia de la literatura realista rusa; la propia Natacha confiesa: "siempre me ha gustado leer, y aunque generalmente no lo comprendía, leía cuanto llegaba a mis manos. Una vez encontré en el desván, entre un montón de periódicos y revistas viejas, un libro. Carecía de cubiertas; tenía las hojas amarillentas y despedía un olor insoportable a moho. Se trataba de una novela rusa de las antiguas. No recuerdo el título. Había en ella una muchacha llamada Natacha -Natacha es Natalia en ruso-, hija de un campesino y hermosa, de una belleza extraordinaria". 

Probablemente, a la obra a la que se hace referencia en este extracto es a Humillados y ofendidos, de Dostoievski. Luisa Carnés era amante de la literatura rusa, y tenía a Gógol o a Dostoievski entre sus autores fetiche.

Lo que está claro es que hay una notable influencia del realismo ruso en la temática abordada -la realidad de las ciudades y las condiciones de vida y laborales de la clase obrera-. Luisa Carnés nos retrata la vida de un barrio del Madrid de los años veinte y ahonda en las vidas de las obreras; en esta novela conocemos  qué pasa por la cabeza de Natacha, cómo se siente ella para llegar a emparejarse con un hombre al que no ama -e incluso detesta-, pero que concibe como única vía de escape a su realidad (que describe anodina, al estilo del "spleen" de Baudelaire), y cómo llega a arrepentirse de lo que ha hecho, y quiere cambiar y seguir lo que le dicta el corazón, pero se encuentra en una encrucijada en la que todo el mundo la juzga. Incluso su mejor amiga le recomienda que siga con el señor César hasta que este muera porque, al fin y al cabo, César la quiere mucho, y no puede pedir algo mejor.

Querría destacar un párrafo de la parte final de la novela:

"Cuando una persona se ha sentido oprimida y despreciada por su inferioridad,  no se le puede pedir que sea buena para con esa sociedad que la ha fustigado". Creo que este fragmento sintetiza bien lo que Carnés nos intenta transmitir a través del comportamiento de sus personajes, y en concreto de Natacha, cuya manera de rebelarse contra la sociedad que tanto la ha oprimido es rompiendo todas las reglas que debe seguir una "muchacha de bien", para convertirse en una "perdida".

Trama desgarradora, interesante para debatir sobre el cambio de mentalidad desde mediados del siglo XX hasta ahora, y para analizar la literatura social de los años treinta en España. La recomiendo para 2º de Bachillerato.

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