Ya es el tercer libro que escojo de Fernando J. López, al que sigo en facebook desde hace un tiempo. Todo comenzó porque me gustaban sus comentarios de defensa de la escuela pública, apostando por una literatura juvenil de calidad, y atrevida, que tratara temas reales y valientes (homosexualidad, masturbación, acoso escolar...). Me encandiló su defensa de la adolescencia de hoy en día y su clarividencia a la hora de criticar al profesorado actual, que criticamos insistentemente la falta de valores de nuestro alumnado, pero nos falta empatía y apertura de mente para comprender a los jóvenes actuales.
Después de "La edad de la ira" y de "El reino de las tres lunas" (sobre ambos podéis leer la reseña en este mismo blog), me he decidido por su última novela: Cuando todo era fácil, editada en abril de 2017.
En esta ocasión, la novela de Nando López está dirigida a un público adulto. Óscar, fotógrafo madrileño que habita en Nueva York desde hace unos años, decide volver a su ciudad natal para ordenar sus pensamientos, decidir qué hacer con su relación con Manu y, en general, ordenar sus ideas, aclararse sobre cómo seguir relizando su trabajo, y ver a su familia y amigos/as. Óscar es afortunado, trabaja de fotógrato profesional, lo que siempre había soñado desde que, siendo un adolescente, le otorgaron el Premio de "jóvenes talentos". Sin embargo los encargos a los que le someten le han absorbido toda su frescura y originalidad relegándolo a ser un fotógrafo mediocre, haciéndole desertar de una vida convencional para encerrarse en un estudio a trabajar con la fotografía, a través de encargos, y borrando toda la espontaneidad y naturalidad de sus primeras obras.
En Madrid retoma el contacto con sus viejos amigos y amigas de la juventud: Virginia, Montse, Isaac y Dani, que además de amigo es su hermano mayor. Cada uno de ellos forma un puzle que refleja muy bién qué es España, qué ocurrió durante la crisis, dónde esta cada uno de ellos (una profesora de Secundaria, un antiguo editor que tuvo que dejar su empresa y dedicarse a conducir taxis, una política que se ha visto inmersa en temas de corrupción... y casi todos ellos inmersos en vidas de pareja y crianza.) Tras la fiesta de bienvenida, todo se complica por el asesinato de Alba, una adolescente de trece años. La policía acusa a Isaac de homicidio, y será ahí donde toda la trama dé un vuelco, y a través de conversaciones e interrogatorios podamos entrever quién es el verdadero culpable.
Fernando J. López aprovecha este cúmulo de acontecimientos para reflexionar sobre el valor de la amistad, sobre las verdaderas relaciones y los anhelos que todos y todas tenemos siendo jóvenes, cuando nos parecía "que todo era fácil", frente a la realidad vista en la piel de personas de cuarenta años. Quizá por mi momento vital, me he sentido bastante reflejada en muchos de los eventos que se recrean, en las canciones y películas que se citan (Los Secretos, Pearl Jam, Nirvana, o "El silencio de los corderos", "Psicosis", "Los juncos salvajes" o "El club de los poetas muertors"), y en la necesidad de encontrar la realidad, nuestra propia realidad, y asimilarla. Reproduzco aquí un extracto que me ha gustado especialmente:
"Llevo meses mirando a la gente a través de mi objetivo, pidiéndoles que me cuenten, que me muestren su verdad en una serie de fotografías individuales con las que, después, sumaré el mosaico que compondrá el dibujo de mi propia identidad. Y en cada posado he vuelto a comprobar cómo nos contamos desde la mentira cuando no nos miramos en los demás. Porque cuando nos decimos a solas reinventamos, incluso sin pretenderlo, y no sé si es porque el tiempo impide la precisión de los recuerdos o porque necesitamos hacerlos difusos para poder sobrevivir en ellos. Si nos relatásemos con total sinceridad no soportaríamos seguir respirando entre tantas heridas. Hay que olvidar, y hay que maquillar (...) así que nos narramos en versión libre, eliminando simpre las aristas más ingratas del guion original. Por eso hay amigos a los que resulta tan odioso mirar a la cara, porque en ellos se refleja el tiempo sin la opción de depurar lo que no deseamos ver".
En resumen, me ha parecido una novela intimista, pausada, tranquila, y reflexiva, que ayuda a entenderse mejor una misma, y a mirar hacia atrás y entender también mejor cómo éramos antes.
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