sábado, 31 de agosto de 2024

UN DETALLE MENOR de Adanía Shibli

Esta semana le han dado el Premio Leteo a la escritora palestina Adanía Shibli. Tiene varios libros publicados, pero solo uno traducido al castellano: Un detalle menor, que es el libro del que voy a hablar en esta reseña.



La recepción de este premio ha sido muy emocionante y simbólica ya que Adanía ha sido premiada por su labor literaria, pero además, se trata de un pequeño homenaje a la valentía de su pueblo por resistir ante los intensos bombardeos de Israel. Realmente es desolador escuchar el número de muertes (ya más de 40.500 desde la última ofensiva de octubre de 2023), y cómo fue cancelada de la Feria del Libro de Frankfurt, el pasado año, para evitar conflictos... 

Los conflictos ya existen, y dejar de darle el premio en esta feria ha constituido otro acto vergonzoso para silenciar el genocidio de Israel sobre el pueblo palestino.

Pero volvamos al tema que nos ocupa. Esta novela, publicada en 2017, es una obra dotada de gran sensibilidad y originalidad al contar la historia, o mejor dicho, las dos historias, que suceden en las dos partes de la novela. Todo comienza un año después de la guerra de 1948, en el desierto del Néguev, en el que uno grupo de soldados israelíes violan en grupo a una presa, la matan y la entierran en la arena. Veinte años más tarde, una joven periodista de Ramala lee en la prensa esta anécdota, y le llama la atención que haya ocurrido justo veinte años después de su nacimiento. Precisamente este "detalle menor" es el que la mueve a cruzar el muro, internarse en tierras ahora israelíes, e investigar el caso, entrando en el kibutz Nirim.

La angustia se te pega en la piel al percibir el terror que acompaña a la joven periodista en su periplo por las carreteras israelíes, acompañada de un mapa actual y uno de cuando todos esos poblados pertenecían a Palestina. Las miradas adustas de los soldados, en los check points, los titubeos al hablar, para que no perciban que es musulmana, o que no sepan bien qué está investigando, e incluso el sudor frío que la baña, a pesar de las altas temperaturas, cuando un perro la ladra insistentemente y no la deja salir de su coche en el mismo lugar del crimen. 

A través de la lectura puedes sentir esa angustia, ese miedo que acompaña a los palestinos en su día a día, ese sentimiento de injusticia por no poder moverte con libertad.

Adanía nos dijo en su conferencia que ella, junto a un colectivo de escritores de Gaza, - que escriben en una revista, llamada "28", como el número de caracteres del alfabeto árabe-  ya que no pueden moverse con libertad, por lo menos esperan que sí puedan hacerlo sus textos, lo que constituye un soplo de aire y de aliento para seguir escribiendo.

Esta conmovedora novela te abre la mente un poco más, y te aproxima al desierto del Néguev, a las inmediaciones de la franja de Gaza, y te hace viajar hasta Kalandia.

Acabo con la última frase que enunció Adanía Shibli en su tertulia del pasado martes. Le preguntaron cómo podía seguir escribiendo, a pesar de las vivencias que acontecían en su país, y ella, parafraseando a otro escritor gazatí, nos estremeció diciendo: 

"Escribo para no convertirme en un monstruo". 

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